Noche

martes, 8 de enero de 2008

En una noche de estrellas eternas

La oscuridad concibe a un hijo monstruoso

Se adivina en él una llama sombría

A través de la niebla de sus ojos de fuego.

No conoce el amor, más sí el odio conoce

De obsidiana su corazón ha sido tallado.

La sonrisa, maligna en su rostro se posa

Mientras la muerte acaricia su hombro...

Tratando de escapar no lograrás nada

La noche gloriosa ya no te brindará su cobijo

Ángeles negros volando se encuentran...

Sobre ti ya no reina la calma.